sábado, 8 de junio de 2013

El feminismo no es lo contrario del machismo

Estoy harta de oír a la gente decir: no hay que ser ni feminista ni machista. Dando a entender que el feminismo es lo contrario del machismo, cosa que es absolutamente falsa. En primer lugar, me gustaría dejar claro que el machismo no es sólo una cuestión de hombres ni el feminismo sólo una cuestión de mujeres. Hay muchos hombres y muchas mujeres que son machistas, del mismo modo que hay muchas mujeres y muchos hombres (no tantos, pero haberlos haylos) que son feministas.

El machismo no es más que una realidad histórica por la cual la mujer ha sido discriminada y privada de sus derechos fundamentales. Y esto no es una opinión sino un hecho. Cualquiera puede revisar la historia y percatarse de cómo la mujer ha sufrido y sigue sufriendo esta discriminación injusta. Para que sirvan de ejemplo, aquí tenemos unos datos objetivos: en España el derecho al voto femenino fue reconocido durante la Segunda República -1931- (después del 36 ya sabemos lo que pasó) y un país tan desarrollado como Suiza no reconoció este derecho a las mujeres hasta 1971; la lapidación femenina se sigue practicando en algunos países como castigo al adulterio; la ablación del clítoris sigue siendo práctica habitual en algunos países, el número de mujeres muertas a manos de sus maridos, compañeros, novios, amantes, o lo que sea, es escandaloso, etc., etc., etc.

Se podría afirmar, pues, que el machismo ha sido y es un hecho. Y ante este hecho, el machismo, como situación injusta que es, surge el feminismo como proyecto ético que pretende conseguir la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. No se trata de que tengamos que ser iguales los hombres y las mujeres, claro que no somos iguales, del mismo que no son iguales todos los hombres y no son iguales todas las mujeres. Se trata de que tenemos que tener reconocidos los mismos derechos (y no sólo de derecho sino también de hecho) y tener igualdad de oportunidades. En un principio, el feminismo nace de la mano las sufragistas, grupo de mujeres a los que apoyaban ciertos hombres (por ejemplo, Stuart Mill) que lo único que pedían era el derecho al voto de la mujer (¡ya veis que atrevimiento, eh! Pues alguna perdió la vida por pedir algo tan obvio). Y como este objetivo aún no está conseguido, pues el feminismo sigue teniendo sentido y cualquier persona, sea hombre o mejor, que quiera conseguir un mundo más justo tiene que defender el feminismo.