La imposición de los cánones de
belleza nos persigue a lo largo de todo el año, ya no importa en que estación del
año nos encontremos. Pero si es verdad que en este mes empiezan los agobios y
lo que prometiste el día 1 de enero aun no has empezado a cumplir; empieza la “operación
bikini”. Ni un gramo de grasa puede aparecer en nuestro cuerpo al llegar el
verano.
Pasan los años y la publicidad
sigue siendo injusta y no es más que violencia simbólica y sexismo en estado
puro, pasa de manera silenciosa antes nuestros ojos cada día. Da la sensación que
la sociedad ve normal que la mujer haya de seducir y complacer al hombre como única
meta en la vida. Esto no es casualidad que la mujer se represente como el
objeto sexual y el hombre como el consumidor y poseedor del objeto. Y es que
resulta que vender la sexualidad femenina desde una visión machista, no solo
genera mucho dinero en esta sociedad consumista, sino que también ayuda a
prolongar la opresión de las mujeres en esta sociedad machista. La publicidad
machista es una buena herramienta para asegurarse que la ideología dominante en
esta sociedad siga siendo esa visión retrograda de la clase dominante.
La publicidad nos muestra cuerpos
imposibles. Así, las mujeres sabemos
como tiene que ser cada parte de nuestro cuerpo: pechos grandes, vientre plano,
muslos sin una pizca de celulitis. Nos hacen creer que este canon de belleza es
el único, es el deseable cueste lo que cueste pues tener menos de una talla 38
garantiza el éxito de una mujer.
Debemos aprender a aceptarnos tal
y como somos; pues en la variedad esta el gusto. Y luchar contra esos cánones
de belleza que ofrece la publicidad machista y esos tallajes de las tiendas
imposibles. Y nunca confundir el hecho de cuidarnos mediante una alimentación variada
y actividad física, sin llegar a convertirnos en personas esclavas de la moda.
¡QUEREMOS QUE VENDA CUERPOS REALES!